sábado, 31 de mayo de 2008

Francesco Libetta engalanó la noche

La OFUNAM interpreto música de Carrillo, Beristáin y Liszt.
La música de Carrillo cerró una magistral noche.

El pasado 23 de febrero del 2008, la hermosa conjunción melódica de los instrumentos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM impregnó el moderno escenario de la Sala Nezahualcóyotl, con las obras de los músicos mexicanos Julián Carrillo y Joaquín Beristáin, y del húngaro Franz Liszt causaron eco en los oídos de los espectadores, llenando de paz y hermosura su estancia en dicha gala.
Era un evento donde los pocos concurrentes parecían sumarse o ser parte del concierto, pues al movimiento de las manos del director de orquesta José Guadalupe Flores el auditorio se dividía, algunos observaban con mirada hipnótica y moviendo la cabeza al compás de la batuta, otros simplemente con las manos seguían la melancólica tonada del violín y los restantes con el pie demostraban la alegría producto del allegro.
Este espectáculo se vio engalanado por la participación del pianista italiano Francesco Libetta, el cual en una breve demostración, demostró su excelsitud. Todos estos elementos se fueron aglutinando para hacer de la noche, un tiempo y espacio espectacular para los pocos ahí reunidos, pues lamentablemente se demostró una vez más las carencias culturales características de nuestra sociedad mexicana.

En fin, fue una noche mágica, rítmica y emotiva que culminó con elegancia y emotividad, pues la sinfonía No. 1 en re mayor de Julián Carrillo desde sus Allegros hasta su Scherzo no solo significó el cierre con una magistral pieza, si no que también era el merecido homenaje al compositor mexicano, un compositor que sorprendió y admiró a los genios musicales de su tiempo.
Por David Romero Tapia, estudiante de Comunicación y Periodismo, FES-Aragón

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