domingo, 6 de abril de 2008

Cielito Lindo

David Martín del campo

Hasta pronto, heróicos aguiluchos de raza azteca.” ¿”Aguiluchos de raza azteca”? ¡Azteca su madre, aguilucha su abuela! esa fue la expresión de Alberto Cantú al salir de la estación Buenavista junto con el escuadrón 201. Bárbara torres viuda de Cantú arreglaba todo lo necesario para la mudanza después de la muerte de su esposo, pero al descubrir un diario que había escrito su cónyuge y lo había escondido por una razón decide leerlo junto con otro diario que él le regalo y así empieza la historia con dos diarios del capitán Cantú.

San Antonio Blues es el primer diario que comenzó Alberto desde que sale de la estación Buenavista junto con el escuadrón 201 para apoyar en la guerra al grupo de aliados después de que fueron derribados los buques cisterna “Potrero del llano y Faja de oro”, también en su estancia durante los Estados Unidos donde toman su entrenamiento militar y residiendo ya al final de la guerra en las Filipinas especialmente en la comunidad de Manila.

Este diario que a su regreso a México le entregara a su esposa contiene todos los detalles de los dos años que estuvo ausente, desde lo que concurría en los viajes, como lo que ocurría con los integrantes del ejército, cómo es el deceso de sus 6 compañeros, el cómo derrotó al fantasma blanco casi borracho después de la muerte del buddy Ruvalcaba, la locura del “loco” Zamora, incluso llegó a plasmar la pederastia que se formó con el “bata” y algunos de los miembros de mantenimiento.
Logró plasmar la desesperación de la guerra, de cómo es necesario sentir el afecto de una persona y si no, al menos satisfacer la necesidad carnal, ya sea en la prostitución o con juegos en los que el perdedor era presa de todos los demás compañeros para satisfacer las necesidades de los otros.

Su segundo diario, el cual nunca lo enseñó a su esposa, y que ésta lo encontró hasta la muerte de él, relata su guerra personal, como el también era presa de querer sentir el calor humano y satisfacer sus necesidades, y es así cómo empieza una relación de gran amor y pasión, este amor se llamo Idalia Majul.

Su relación con ella se dio fugazmente, desde encontrarla en el hospital al visitar a su compañero García Ramos, hasta salvarle la vida al atacarlos un búfalo de agua o “Amuk” incluso hacer el amor entre los manteles sucios del Cachón Durmido, restaurante de la familia Majul. Amor, golpes, traición muchos factores hicieron esta relación bastante fuerte, que se encontró su clímax con el embarazo de ella, y al cumpleaños de la misma se entonaron varios compañeros de Cantú empezando con “las mañanitas” “hay unos ojos” “paloma blanca” “a la orilla de un palomar” y desde luego “cielito lindo” y como dice la canción, “Cantando se alegran cielito lindo los corazones...”

Y el final, es más o menos así: Al viento lo del viento, y así van las cenizas de Alberto Cantú después de sus dos años de combate al regresar por mala fortuna termina trabajando como aspersor agropecuario, para después perder el ojo y la pierna en un accidente, y habiendo perdido antes a su gran amor Idalia y a su hijo, y así en el viento sus cenizas él siempre supo que estuvo hecho para volar, pero también supo que nació para besar esa boca.
Por Laura Amescua, estudiante de Comunicación y Periodismo, FES-Aragón

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