Libro de José Agustín, fundamental para entender a la juventud mexicana de la segunda parte del siglo XX. Sin embargo, a pesar de estar de acuerdo con la casi totalidad de su contenido y forma, en el presente acercamiento provocativo planteo un desacuerdo crucial que implicaría modificar el título mismo del libro.
Ante la aparente y relativa democratización del acceso a muchos productos culturales, la élite que la división entre "lo culto" y "lo inculto" sirve para simular que sus privilegios se justifican por algo más que la cruda y despiadada acumulación de capital. Así, no existe "La" cultura, sino culturas. La idea de que sólo existe una cultura válida es una forma de tratar de destruir las otras. La cultura de un pueblo es parte de su vida cotidiana: cada miembro contribuye a crear su cultura y no sólo una élite. Sin embargo, estos dos grandes sistemas no forman una realidad de blanco o negro, sino todo un espectro de tonalidades, incluso de diferentes colores una lucha no sólo de clases, sino de género, raza, edad, etc.
Así llegamos a la conclusión de que la contracultura en México, se desplaza entre varios géneros, que cubre los grandes movimientos y manifestaciones contraculturales de donde surgen los pachucos, los existencialistas, las pandillas juveniles y el rocanrol, y que desembocan en los beatniks, los rebeldes sin causa, los alucinógenos, los jipis y los jipitecas, la onda, los cholos, los punks, los metaleros, los darketos y los chavos banda.
Esta interesante obra también da cuenta de expresiones juveniles en música, literatura, teatro, cine, televisión, publicaciones, dibujos, caricaturas y películas, entre otras.
Por Marco Antonio Cortés, estudiante de Comunicación y Periodismo, FES-Aragón
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