En la profundidad del centro Histórico la importancia y trascendencia de la vida mexicana se asoma a unos metros abajo del nivel normal del piso que conforma nuestro Zócalo. El Templo Mayor en el que se exhiben numerosas reliquias que guardan un poco de la historia de Tenochtitlan.
El recinto consta de muros de roca sólida que edifican lo que hoy conocemos como el Museo del Templo Mayor y que abre sus puertas al público en se exhibe vasta gama de objetos antiguos provenientes de más de 110 ofrendas localizadas en la Zona Arqueológica. Las esculturas, relieves y elementos alternos también forman parte del recorrido por estos pasillos testigos de la vida prehispánica.
Entre las salas más importantes están la del ala sur dedicadas a Huitzilopochtli, dios de la Guerra, y las del ala norte a Tlaloc, dios de la Lluvia.
Es así como el paisaje se enriquece con el Templo Mayor contrastando con la majestuosidad de la Catedral metropolitana al frente. Esto es México, maravilla mundial sin excepción.
Por Cindy Vega, estudiante de Comunicación y Periodismo, FES Aragón
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