domingo, 30 de noviembre de 2008

Edipo Rey: una artística tragedia


La actuación sin duda alguna representa toda una realidad parte de la cual envuelve al artista en una serie de emociones que refleja mediante sus movimientos y expresiones, así como en los distintos empleos del lenguaje que coadyuvan a la realización plena de un interiorizado personaje, un alter-ego propio que sale a flote gracias a la habilidad del actor.

Así, podemos hallar este tipo de cualidades artísticas en la mayoría de los personajes que se presentan en la obra épica (escrita magistralmente por Sófocles hace ya bastante tiempo -430 a.c.-) Edipo Rey, que es presentada en el Teatro Tepeyac “Carmen Montejo”, ubicado en el cruce de la calle de Victoria con la Calzada de Guadalupe No. 497 en la colonia Estrella de la Ciudad de México.

La tragedia es ya por muchos conocida: Edipo, un desventurado príncipe de Tebas, hijo de Layo y de Yocasta. Poco antes de que estos últimos contrajeran matrimonio, el Oráculo de Delfos les advirtió que el hijo que tuvieran llegaría a asesinar a su padre y sería esposo de su madre. Layo se estremeció a tal grado de que en cuanto nació Edipo, encargó a uno de sus súbditos que matara al niño, pero dicha persona no cumplió con la orden de matar a Edipo, solo perforó los pies del bebé y lo colgó con una correa de un árbol situado en el monte Citerón, faltando a su lealtad al rey Layo y también por el horror que le producía la orden que le habían dado.

Por ese lugar pasó Forbas, un pastor de los rebaños del rey de Corintio, escuchó los grandes lamentos y llanto del bebé y lo recogió entregándoselo para su cuidado a Polibio. La esposa de Polibio, Peribea se mostró encantada con el bebé y lo cuidó con cariño en su casa, dándole por nombre Edipo, que significa "el de los pies hinchados". Edipo creció bajo el cuidado de Polibio y Peribea, y al llegar a los catorce años ya era muy ágil en todos los juegos gimnásticos levantando la admiración de muchos oficiales del ejército que veían en él a un futuro soldado. La profecía estaba tomando forma.


Creonte el rey de Tebas tenía una hermana llamada Yocasta. Creonte prometió dar la mano de su hermana y el trono de Tebas a aquel que consiguiera descifrar el enigma de la Esfinge. Dicho enigma era: ¿cuál es el animal que por la mañana tiene cuatro pies, dos al mediodía y tres en la tarde? Edipo que deseaba la gloria más que nada dio respuesta al misterio de la Esfinge diciendo que era el Hombre, pues en su infancia anda sobre sus manos y sus pies, cuando crece solamente sobre sus pies y en su vejez ayudándose de un bastón como si fuera un tercer pie. La Esfinge, enormemente furiosa porque alguien hubiera dado la respuesta correcta , se suicidó abriéndose la cabeza contra una roca.

Así, Edipo se casó con Yocasta y vivieron felices durante muchos años. No obstante, un día hubo una gran peste que arrasó a toda la región sin que tuviera remedio alguno, y el oráculo de Delfos informó de que tal calamidad sólo desaparecería cuando el asesino de Layo fuese descubierto y echado de Tebas. Edipo incitó vehementemente las investigaciones como buen rey que era, pero éstas descubrieron lo que realmente había ocurrido: había matado a Layo, su padre y se había casado con Yocasta, su madre. El oráculo de Delfos tenía razón.

A partir de aquí, la tragedia es inevitable y encontramos el triste fin del poderoso rey Edipo: éste se saca los ojos con los broches del vestido de Yocasta, la cual yace colgada, muerta, en un extremo del palacio. Edipo no lo soporta, se cega y se marcha autoexiliado.

Jesús García Ra es el director y productor de la obra, así como el encargado de representar al poderoso Edipo. En el reparto, se cuenta con actores que suman ya varias décadas de trayectoria en el teatro; Telma Dorantes, Hilda Limón, Juan Carlos Tolentino, Darío Palacio y Luciano Reyes son algunos de los nombres destacados; todos ellos se encargan de representar la tragedia de Edipo para sumergirnos en las temáticas tratadas: violencia, incesto, traición, lealtad y sumisión, son algunas que encontramos. También la puesta en escena es acompañada de un ensamble de percusionistas que ambientan vívidamente cada uno de los actos. Es una expresión artística muy original y, próxima a cumplir sus 1000 representaciones, ofrece al espectador un espectáculo ameno y de basta apreciación, muy contrario a lo que siempre se ha pensado del teatro clásico.
Marco Bastida, FES-Aragón-UNAM

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