lunes, 9 de junio de 2008

Cielito lindo

DAVID MARTIN DEL CAMPO

Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, (la guerra más mortífera en la historia de la humanidad), después de que haber sido derribados los buques cisterna “Potrero del llano y Faja de oro”, el ejército mexicano, y específicamente el escuadrón 201, se unió al eje de los aliados, de la mano con Estados Unidos y en contra de Alemania, Italia y Japón. Durante su estancia en los Estados Unidos, el escuadrón 201, toma su entrenamiento militar y batallando el fin de la guerra en las Filipinas en la comunidad de Manila.

Entre la guerra y las disputas internacionales, se encuentran los seres humanos, personas de carne y hueso con madres, padres, esposas e hijos, los cuales se dirigen a la guerra, entre ellos se encuentra Alberto, un hombre que desde que estaba en la estación Buenavista comienza a escribir un diario, San Antonio Blues es el primer diario de Alberto. En el diario, relata sus experiencias de guerra, sus encuentros y su desesperación, la necesidad afectiva y sexual, ya sea en la prostitución o con juegos en los que el perdedor era la víctima de los más bajos instintos carnales de sus compañeros.

A su llegada a México, el diario que por 2 años de ausencia escribió, le fue entregado a su mujer, sin omitir los sucesos de pederastia en los que el “bata” y algunos miembros de mantenimiento, se vieron envueltos. Las muertes de sus compañeros y la locura, al igual que su éxito al derrotar al fantasma blanco casi borracho después de la muerte de Buddy Ruvalcaba.

Pero Alberto tuvo un segundo diario, el cual no le fue mostrado a su esposa, este diario como una segunda vida, contenía cosas de las cuales prefirió guardar para sí, y la única forma en la que su esposa lo descubrió fue en su lecho de muerte.

En el diario, relataba la historia de su relación fugaz con Idalia Majul, una mujer que conoció en el hospital, con quien tuvo un tórrido romance, romance en el que la traición la violencia y el amor procrearon un hijo, y que para Alberto representó una guerra personal, ya que fue el resultado de sus necesidades como hombre y como humano.

Al final de esta vida llena de aventuras y desventuras, Alberto trabaja de aspersor agropecuario, tiempo después pierde un ojo y una pierna en un accidente, tristemente, en esta historia el amor que fue ya no volvió a ser, y Alberto una vez muerto, regresó al vuelo, y siempre será recordado como un miembro del escuadrón 201.
Por Patricia Viruega, FES-Aragón-UNA

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