domingo, 15 de junio de 2008

Conciencia para la razón

El pasado 19 de abril, se presentó en la Casa de Cultura José Martí Textos Revolucionarios a cargo de la Compañía Teatral Yohualtonalli, una puesta en escena en la cual, se interpretan la estrategias políticas, revolucionarias e ideológicas del México antiguo del principios del siglo XX, a manera de lectura dramatizada y dividida en pequeños fragmentos con tintes sarcásticos, escritos por Sebastián Lerdo de Tejada.

Dividida en seis segmentos que inducen a la razón, se hace un llamado a la sociedad civil para crear la inquietud de la reflexión de cómo actúan los aparatos de gobierno y por ende resaltar escaso conocimiento de las necesidades de un pueblo. En el primer fragmento la Levita y la blusa se marcan la diferencia de clases, el orgullo, el dominio de los poderosos y la lucha del pobre por la emancipación entre dos estratos sociales, que aunque dependientes el uno del otro, sus valores los dividen.

La segunda lectura Dos revolucionarios se hace una metáfora de los ideales y causas revolucionarias que sirven de base para el pensamiento moderno de esa época. La confrontación diferencia sus maniobras de lucha llevándolos al mismo fin, el de logar la libertad. En La torta de pan, la conciencia de la pobreza hace un llamado a la razón para romper con los estereotipos establecidos por la sociedad y marcados por las leyes e instituciones de beneficencia, las cuales persiguen intereses. Mientras en el fragmento El fusil infiere como las personas le otorgan el valor a un objeto injustificadamente sin voltear a su alrededor.

Los valores de la esperanza y el desengaño que se vivieron en distintas épocas de la revolución, muestran como no existe una complementariedad sino un desacuerdo de ideologías enmarcado por el desencanto y decepción. Una lucha que no se vuelve trascendente, regresa a sus orígenes segmento titulado Los Dos Viajeros. Mientras en el última parte ¿Para qué sirve la autoridad? Se habla de cómo la ley escrita por ricos e intelectuales está al servicio de los mismos, para garantizarles la absoluta posesión, el mando de un gobierno y la explotación del pobre, la cual él paga.
A lo largo de la obra se tocan los puntos neurálgicos de un gobierno que actúa de acuerdo a situaciones externas, supuestamente convenientes para el pueblo, al aplicar la ley como el instrumento opresor de una lucha. Respaldada por actores y dramaturgos de calidad en un ambiente que invita a los asistentes a participar de manera gratuita.

Por Elsa Adalid Pérez López, estudiante de Comunicación y Periodismo, FES Aragón.

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