Julio Scherer marca un punto crítico llegando a reflejar la esencia misma de la parte del poder. En Los Presidentes Julio muestra mediante sus experiencias con los presidentes la verdadera realidad que en ellos refleja, evita recaer en las conceptualizaciones que todo tenemos de los presidentes; el presidente Díaz Ordaz enmarcado por ser el opresor del pueblo, no lo toma de esa manera efectiva, si no que las vivencias marcan a un presidente acabado por la situación, el ambiente y el ataque de la prensa. No lo expone como el villano que todos conocemos, lo expone como el villano que termina en su casa derrotado por un suceso del cual la la historia no terminó de juzgar.También demuestra como el periodismo de aquella época luchaba por expresarse a pesar de la represión política, orientado por los sucesos previos de la matanza de Tlatelolco tal como lo expresa: "Excélsior había informado con honradez y veracidad acerca de los sucesos en Tlatelolco. Esto era cierto, pero no me engañaba. Habíamos escamoteado a los lectores capítulos enteros de la historia de esos días. Poco sabíamos de la vida pública de los presos políticos, menos aún de su intimidad, y habíamos evitado las entrevistas con ellos. Sabía bien que en nuestras manos había estado la decisión de cumplir o no con ese trabajo, pero también sabía que el Presidente (Gustavo Díaz Ordaz) no había propiciado el mejor clima para el desarrollo de una información irrestricta."
De Luis Echeverría ilustra un gran número de vivencias, pues la lucha constante por sacar a Scherer del periódico es la más representativa en donde demuestra el hombre que mantiene la cercanía con sus enemigos de una forma maquiavélica; no lo ilustra como el despiadado, como el malo, si no como alguien conciente y estricto en sus decisiones, demuestra que su forma de gobernar es el reflejo de los anteriores, con lo que nos muestra que el personaje nos es relevante, si no la tendencia al gobernar.
Generalmente el periodismo que ejerce, exalta la pasión por sacar adelante su estilo; exponer a los principales líderes en sus acciones sin reservarse ningún dato (dado si la circunstancia lo ameritaba), lo cual le tuvo reñido con el poder, pero que fue de beneficio, ya que le ayudó a adentrarase en la política a la que no solo la analizaba, sino que también la vivía.
José López Portillo queda plasmado como el “gran hombre público”. El acto político, como muchos lo expresan es el reflejo de la actitud del presidente, pero es más de la relación que debe de sostener el presidente o de sus intereses. La forma en que define a los presidentes, se basa en la más amplia recopilación de sucesos que argumentan y consolidan esta obra tan controversial para muchos; el estilo periodístico abarca cada aspecto que fundamenta en el desarrollo de la obra, la vivencia, el testimonio, el documento, la crónica, entre otros.
Es una obra que sirve de referencia, argumento, testimonio de una parte de la vida política mexicana.
Por Luis Alonso, FES-Aragón-UNAM
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