lunes, 9 de junio de 2008

La región más transparente


CARLOS FUENTES.

Este libro data desde 1900 a 1952, en las calles de la ciudad de México lugar en el que surgen cientos de sueños, de pobres y ricos, por que para soñar no importa la clase social, edad, sexo o raza. Esta ciudad en la que se mezclan diversas formas de pensar y de ver la vida, la que a diario se defiende como lo más preciado, debido a que para algunos, es lo único que tienen.

En la urbe de hierro se desarrollan muchas historias, y en cada una de ellas se refleja el México que cada quien ve, según le toque vivir, algunos les toca ver las calles llenas de desperdicios, perros muertos, viejos urgando en el bote de basura, niños tapándose con periódicos, desde un extremo a otro de las calles se respiraba la tristeza. Esta era la mirada diaria de Gladys García.

Ella, una mujer de treinta años que toda su vida la había dedicado a trabajar en un cabaret. Y a estas alturas ya no le alcanzaba para sobrevivir, debido a esto decide cambiar de ambiente y probar suerte de vendedora en una tienda de lujo.

Pero como para todo en esta vida, se necesitaba de cierto nivel, cierta clase, no le fue tan bien como esperaba a pesar de ir lo mejor vestida, antes de llegar a la tienda comenzó a llover el abrigo que había conseguido prestado apestaba con la lluvia, el rimel, comenzó a escurrir por su cara y se dio cuenta de que la tienda la abrían tres horas después, la gente elegante que transitaba por ahí la miraba mal y al ver esto, reconoció que este ambiente no era para ella. No era justa esa diferencia social ante toda la gente pobre, pero que podía ella hacer, así era la vida.

Por otra parte, sin dejar de estar ligada, la región más transparente muestra la otra cara de la moneda, la de la gente rica, la de las grandes fiestas de los intelectuales, llena de lujos, banalidades y perversiones. Ese mismo día en el que llovía, Pichi y Júnior abordan un taxi y miran pasar a Gladys con sumo desprecio, por la manera en que lucía.

Ya en el taxi platican de lo genial que sería la fiesta. Al llegar a casa de Bobó, le piden al taxista que vaya a recoger a otra persona a una dirección lejana, a lo cual el conductor se niega por lo retirado del lugar, y con la prepotencia que caracteriza a Júnior lo humilla, diciendo que lo reportará con el dueño de la flotilla, pero sin importarle Juan Morales arranca haciendo un silbido muy particular.

En casa de Bobó, ya estaba la crema y nata de la sociedad, llegó Júnior y Pichi. En el lugar se encontraba el poeta Manuel Zamacón, una docena de jóvenes y ancianos. En un rincón Estévez y Pierrot Caseaux. Charlotte García con sus impertinencias, mientras Gus y el Principe Vampa esperaban con ansia los fotógrafos. Silvia y Roberto Regules sentados en el sofá. El humanista argentino Dardo Moratto examinaba los escasos libros. Mientras tanto los recién llegados observaban todo en el acto. De repente entra a la sala Ixca Cienfuegos, observa todo al igual que Júnior y Pichi, y al darse cuenta de la manera tan despectiva en la que se expresaba el poeta le dice: -La lucha contra el imperialismo tiene que ser directa llegar al pueblo… A él, no le gustaba esa clase de “buenas posturas”, y solo para quedar bien con unos cuantos, mientras que la realidad era otra, el prefería decir las cosas directamente.

Juan Morales, en un día de suerte, llevó a un gringo al velódromo, el gringo lo invita a que juegue con él ”apostando”. Le regaló unos pesos y con suerte de principiantes ganó ochocientos pesos. Con los cuales pudo llevar a su familia comer a una fonda, pedir lo que su esposa e hijos quisieran, hacer que los mariachis tocaran una canción y dejar de trabajar día y noche en el taxi.

Rodrigo Pola llegó a la fiesta y se integró al grupo de los poetas, y comienzan a hablar de cómo las mexicanas intentan parecerse a las gringas, en su forma de vestir y actuar. En la forma en que la burguesía mexicana busca igualarlos, avergonzados de la forma tan sencilla del pueblo mexicano, arraigado a sus raíces, en sus costumbres y sus rasgos tan distintivos.

Esta clase social que dice, que dicen, y se creen poseedores y sabedores de todo. Siguieron llegando invitados algunos más importantes que otros y así entre pláticas burdas, poesía y excesos, continuó la noche, hasta que cada uno de los presentes se retiró, con unas copas encima, hablando intimidades de los presentes.

La ciudad despertaba el ruido de los autos, el vaivén de las personas, los edificios se iluminaban y así transcurría un día nuevo. La avenida Mixcoac se iba abriendo paso, lentamente entre el zumbido de aplanadoras y el ruido de los claxon. Indiferentemente el sol llegaba a la Cuauhtémoc, con sus calles quebradizas, techos feos, azoteas desgarradas.

En Buenavista, Gladys García, fumaba un cigarrillo en la cima de un puente, la colilla la depositaba en el techo de una casucha de lámina y cartón, decepcionada por no haber conseguido trabajo, ponía su mirada en el rumbo de Balbuena.

Manuel Zamacona despertaba en su apartamento de la calle de Guadalquivir, al abrir las ventanas miró el contraste de la ciudad, las excentricidades entre Europa y México, divagó entre esto, y concluyó, “…la aceptación de que México está plagado de Europa y decir las palabras y las formas de la vida, de la fe, a pesar de lo diverso que son”.

El origen es una creación la pereza esta en la mezcla, sus rasgos, son una mezcla de razas, siempre mirando adelante. A pesar de que Cienfuegos diga lo contrario, pensó.

Paso bastante tiempo entre analogías sobre la pureza y la originalidad de México, de sus creencias y su Fé, –“Todo lo mexicano es, sentimentalmente, en el ente, aunque prácticamente sea inútil. Y todo lo extranjero, así sea prácticamente bueno, es, sentimentalmente, malo”. La humillación del México es por sus propios valores, por su propia gente que se avergüenzan de lo que son, y como el valor es el poder. Valor - poder - responsabilidad son la gran unidad,” la que nos liga uno con otros, con la naturaleza y con Dios”.


Cienfuegos, tomando la tetera, dijo que los hombres no se respetaban, si no todo el respeto iba para las clases, Rodrigo que despertaba y colocaba sus pies bajo de la cama asintió con la cabeza. En el periódico aparecía “Chofer barbaján se estrella, Juan Morales, se estrelló ayer en la noche con un camión de línea, su mujer y tres niños con heridas leves, el barbaján cuya autopsia reveló la ingestión alcohólica… una familia queda en la pobreza … una vez más se demuestra la irresponsabilidad de los ruleteros”.

Ixca se molestó por lo aparecido en el periódico, y pensó en lo miserable que suele ser la prensa en algunas ocasiones con los pobres y los desvalidos. Rodrigo recordó a su padre su verdadero origen. Gervasio Polo, era un zapatista que estaba en la cárcel de Belén, el era comandado por el general Hernández. Cierto día el general fue fusilado y quemado en la misma cárcel en la que se encontraba, ese día, con el alboroto que se armó se escapó en el carro de la basura junto con Pedro Ríos, Froilán Reyelo y Sindulfo Mozotl, el último iba herido del tobillo.

Los cuatro salieron sin rumbo fijo, solo con la esperanza de llegar con su General Zapata. Al llegar al basurero donde depositaban la basura, caminaron hasta llegar a tres Marías, ahí se separaron y Gervasio se fue con Pedro quien al llegar a la caseta cayó de fiebre. Por su parte Sindulfo y Froilán caminaron hacia la izquierda, por el camino más difícil.

Gervasio corrió al ver un campamento y dejó a Pedro agonizando y que temblaba de miedo por morir solo en el bosque, y le gritaba a su amigo para que no lo dejara solo. El primero llegó con el general Inés Llanos, en el valle de Morelos, quien le recordó su suerte diciéndole que él era servidor de Huerta y que el único camino que recorrería sería el de regreso a Belén.

Ya una vez en la cárcel, el capitán Zamacona le exigió a Gervasio saber el paradero de los otros tres para fusilarlos juntos, como escarmiento. Pola dio la ubicación de cada uno, y los tres fueron hallados, en el lugar donde él les dijo.

Los cuatro fueron fusilados en el mismo lugar del general Hernández. Pola recordó su vida, a su hijo desconocido y pidió que los cuatro se tomaran de las manos se escucharon las armas preparar para matar y antes de que eso sucediera Froilán grito; Viva Madero, después de eso, sus cuerpos cayeron al piso

Los de Ovando eran una familia de dinero que iba en búsqueda de mayores comodidades, deciden viajar a Nueva York. Este lugar, era para los mexicanos como huir del caos de México, para demostrar a las amistades su distinción y clase.

Doña Lorenza y Joaquín su hijo radicaron ahí el joven conoció a una chica con la que al poco tiempo contrajo matrimonio, Fernanda en 1924 nace Benjamín cinco años más tarde su madre muere.

A los cuarenta Joaquín enviudó dirige el patrimonio Ortiz de Ovando y decide inducirse por terrenos nuevos, hasta llegar a ser el famoso millonario sudamericano de sombrero gris. Aquellos mexicanos que radicaban en Europa comenzaban a regresar a México, al igual que los de Ovando. Benjamín se convirtió en un despilfarrador de la fortuna, Pimpinela quien era su prima le preguntaba a su tía Lorenza que harían con él, pues de lo contrario perderían todo.

Don Ignacio de Ovando era el dueño de las tierras, emprendió la compra de todas las parcelas, después los extranjeros acabaron con los hombres que cultivaban la tierra y así fueron ganando propiedades. El padre de Roblez contaba todo aquello que sucedía, que los indios no iniciaron la Revolución, que su primo Froilán quería hacer algo más, a lo cual él le decía que los dejara, que las cosas se arreglarían solas. Pero en Morelos la gente de Zapata se reunía, y su amigo Gervasio Pola reunía fondos para Zapata en México.

Roblez seguía recordando las palabras de su padre, de las injusticias, de las más de trece horas de trabajo en la que los cuerpos se secaban, de la muerte de inocentes de la huelga de Río Blanco, de cómo el tenía rabia por dentro. Su primo Froilan lo fucilaron, por órdenes de Huerta, y se preguntaba que habría sido de él después, de una vez terminada la lucha.

Ixca Cienfuegos murmuró la misma pregunta, por que no es lo mismo darse cuenta de la injusticia que ponerse a construir para acabar con ella. En silencio invitaba al banquero a seguir con la historia. – El banquero continuó- … a la muerte de mis padres entra al seminario a los catorce años descubrió que quería ir al seminario. Llegó a la hacienda de la familia Zamacona, gracias al cura dos días después huyo del lugar robándose un caballo y se encamina al norte de Uruapan, hasta llegar a un tren que corría para encontrarse con otro que al igual que el primero estaba lleno de hombres que apoyaban la Revolución, y desde ahí sin darse cuenta se convirtió en un revolucionario, y buscó colocarse en el lugar que ahora estaba para luchar por su país, si no que caso habría tenido la Revolución, estudió para abogado y se instruyó en las artes y el baile.

Norma tenía orígenes humildes y a la muerte de su padre, lo mando a estudiar a México con sus tíos. Al crecer ella no quizó regresar a su lugar de origen Torreón y vivió con sus tíos en Reforma.

Descubre que su pasión es bailar y se dedica a eso, con su hermosura cautiva a los chicos y al estudiar la preparatoria se enamora de Rodrigo Polo que no tenía dinero, motivo por el cual lo deja. Tiempo después a su tío le fue bien en los negocios, y se fueron a vivir a las Lomas, donde conoció a la gente con la que siempre quizó convivir. Se avergonzaba de su madre mestiza, de tez obscura y se preguntaba como su padre un español se había fijado en ella, pero a la vez agradecía sacar los rasgos de él. A su madre nunca la reconoció como tal, y el día que las fue a visitar, dijo que era su criada.

Norma comenzó a asistir a fiestas en las que iba gente de dinero, en la que todas las chicas vestían finas telas, habían viajado por Europa y estaban ansiosas de tener relaciones. Mundo al cual ella no estaba acostumbrada, y le deslumbró. A los 28 años aparecía en las revistas y conoció los De Ovando. Tiempo después Federico Roblez la invita a salir, él la respeta mucho y un año más tarde se casan.


En cada historia de los personajes que intervienen en este relato, se muestra como todos tienen un origen humilde, sufrieron para llegar al lugar en el que están y hasta llegaron a enfilarse para la Revolución. A pesar de querer aparentar origen noble, puro y burgués, todos tienen relación con la Revolución y son ricos de la Revolución.

También aparece la contracara, la gente pobre, que a pesar de tener limitaciones continúa creyendo, soñando, celebrando, amando y viviendo con todo y carencias.

“Y llego el día de llorar y buscar en vano, de sentirse en el polvo y de abrirse el corazón y encontrar un sol calcinado…. El día en que la palabra no salía más de nuestra boca…”.

La ciudad se comienza a poblar, todo cambia y los edificios viejos, han sido sustituidos por unos nuevo, un anciano recorre la ciudad con su nieto y enseña todos esos cambios, y con tristeza se da cuenta de la ausencia, de las raíces.

Sobre Reforma pasan hombres y mujeres todos los días, blancos mestizos, indígenas, algunos vestidos con saco, otros de chamarra y camisola, ellas con su aproximación a la elegancia impuesta por el cine, de Nueva York.

“Si no se salvan los mexicanos, no se salva nadie. Si aquí, en la tierra embrutecida de alcohol y traiciones y mentiras… no es posible en ninguna parte, entre hombres algunos”.

Y así es, por que “aquí nos tocó vivir”, en la región más transparente, unos ricos y unos pobres, algunos más afortunados, y otros olvidados de la mano de Dios, unos con autos, club, festines de comida, viajes, ropa y fiestas llenas de lujos y gente presuntuosa. Y del otro lado aunque no muy lejano, miserias, hambre carencias de todo tipo, pero así son las cosas, la gente va y viene, sin siquiera voltearse a ver, al de alado.
Por Carmen Guerra, FES-Aragón-UNAM

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