Juguetes, azúcar, diamantes dan forma a los extraordinario de Muniz
Caviar, chocolate, juguetes, azúcar, hilo, diamantes, etc., fueron elementos que por muy extraños que parezcan utilizó Vik Muniz para sus obras artísticas que desde el pasado 16 de abril se presentan en el Antiguo Colegio de San Ildefonso en la ciudad de México, en una exposición única llamada: Vik Muniz: Reflex, de lo ordinario a lo extraordinario.
Con nueve salas, se exhiben 173 fotografías divididas en 25 series y 3 piezas individuales, creadas desde finales de 1980 hasta 2005 (Lo mejor de la revista Life y Montones, respectivamente) por el pedagogo y escritor brasileño Vik Muniz.
Si bien al principio sus obras pueden dar el aspecto de un brillante doble sentido visual, también plantea complejos cuestionamientos sobre el modo en que se elabora, presenta e interpreta la información visual. La admisión general al museo tiene un costo de 45 pesos, estudiantes y profesores con credencial vigente reciben el 50% de descuento, es decir 22.50 pesos, mientras que niños menores de 12 años y adultos mayores tienen la entrada libre.
Manos a la obra al estilo Muniz
Dentro de esta exposición, la coordinación de servicios pedagógicos del museo, los fines de semana hay programadas actividades con relación a las fotografías y dibujos de la colección del brasileño, en donde los visitantes ponen a prueba su imaginación y destreza pues se pretende que en ellas hagan su propia interpretación de los visto en la obra de Muniz.
Nubes de dulce algodón tiene como principal objetivo que lo visitantes moldeen un algodón de azúcar para crear distintas formas según su imaginación y al mismo tiempo acercarse a los procesos creativos del singular artista carioca.
Con Tomate un chocoazucararenarte la dinámica es muy fácil son tres mesas con las cuales se presentaran distintas obras para que los participantes las llenen con alguno de los materiales que Vik Muniz utilizo en sus obras. Con estas actividades se invita a las personas a crear una obra de arte con materiales que el expositor utilizó.
Por Ivan Morales, FES-Aragón-UNAM
Caviar, chocolate, juguetes, azúcar, hilo, diamantes, etc., fueron elementos que por muy extraños que parezcan utilizó Vik Muniz para sus obras artísticas que desde el pasado 16 de abril se presentan en el Antiguo Colegio de San Ildefonso en la ciudad de México, en una exposición única llamada: Vik Muniz: Reflex, de lo ordinario a lo extraordinario.
Con nueve salas, se exhiben 173 fotografías divididas en 25 series y 3 piezas individuales, creadas desde finales de 1980 hasta 2005 (Lo mejor de la revista Life y Montones, respectivamente) por el pedagogo y escritor brasileño Vik Muniz.
Si bien al principio sus obras pueden dar el aspecto de un brillante doble sentido visual, también plantea complejos cuestionamientos sobre el modo en que se elabora, presenta e interpreta la información visual. La admisión general al museo tiene un costo de 45 pesos, estudiantes y profesores con credencial vigente reciben el 50% de descuento, es decir 22.50 pesos, mientras que niños menores de 12 años y adultos mayores tienen la entrada libre.
Manos a la obra al estilo Muniz
Dentro de esta exposición, la coordinación de servicios pedagógicos del museo, los fines de semana hay programadas actividades con relación a las fotografías y dibujos de la colección del brasileño, en donde los visitantes ponen a prueba su imaginación y destreza pues se pretende que en ellas hagan su propia interpretación de los visto en la obra de Muniz.
Nubes de dulce algodón tiene como principal objetivo que lo visitantes moldeen un algodón de azúcar para crear distintas formas según su imaginación y al mismo tiempo acercarse a los procesos creativos del singular artista carioca.
Con Tomate un chocoazucararenarte la dinámica es muy fácil son tres mesas con las cuales se presentaran distintas obras para que los participantes las llenen con alguno de los materiales que Vik Muniz utilizo en sus obras. Con estas actividades se invita a las personas a crear una obra de arte con materiales que el expositor utilizó.
Por Ivan Morales, FES-Aragón-UNAM
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