jueves, 5 de junio de 2008

México sediento


Un libro que narra de principio la preocupante situación que aqueja al mundo, pero en este caso específicamente a México respecto a la escasez de agua que ha azotado fuertemente a gran parte de la población. La historia se desarrolla en Los Contreras en el que toda su población es víctima del atraso, el hambre, el olvido y las sequías.



En este lugar vive Melitón junto con su familia. Melitón es un joven que nunca se ha conformado con esta situación por lo que con grandes esfuerzos logra terminar parte de sus estudios pero, ávido de conocimientos para poder mejorar los estándares de vida de México, decide viajar a Silao para concluir una carrera. Su partida fue difícil pues su casa estaba sumida en una tremenda miseria pero aunado a esto eran víctimas del alcoholismo de su padre que violaba y golpeaba a su madre y hermanas.

Ya en Silao comienza como segundo ayudante en la panadería La Central, donde poco a poco se consolida como el mejor francesero del rumbo, pero en este desarrollo conoce a Isabel por quien de inmediato siente una gran atracción, durante mucho tiempo la observó sin inmutarse pero deseoso de externar su amor y admiración a semejante belleza, hasta que por fin cierto día decidió acompañarla, pero Isabel consciente de las estrategias de seducción femenina no mostraba el menor interés pero por momentos mandaba señales de simpatía. Así pasó el tiempo mientras Melitón culminaba sus estudios y se posicionaba como gran intelectual de los menesteres acuíferos.



Isabel era una hermosa mujer que había sido perfeccionada y moldeada por su madre que deseaba lo mejor para su “diamante” pero a su vez el conquistador del pueblo un hombre con fama de mujeriego, apostador, borracho e infame seguía atentamente sus pasos para conquistarla, la espiaba, la vigilaba, la enamoraba cínicamente, ella se esforzaba por no ceder a sus encantos de hombre, pero la sangre le hervía de deseo y cayó rendida a sus pies en el Peñón.

Arrepentida por sucumbir ante esos bajos deseos, decidió unir su vida a la de Melitón borrando de su memoria lo sucedido aquel día en el Peñon, mientras Melitón culminaba sus esfuerzos por rescatar al país de una sequía perpetua.


Por Ariadna Sánchez, FES-Aragón-UNAM

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