Es un recuento del trágico y apasionado amor entre el conquistador Hernán Cortés y la india Malinalli, su intérprete durante la conquista del imperio azteca. Cuando Malinalli conoce a Cortés asume que se trata del propio Dios Quetzalcóatl que regresa a liberar a su pueblo. Los dos se enamoran apasionadamente, pero este amor pronto es destruido por la desmedida sed de conquista, poder y riqueza de Cortés.
La historia de la conquista de México en la particular visión de una mujer muy especial; Malinche, o doña Marina, como la llamaba Hernán Cortés a su dama de compañía. Con el aditamento de un relato superfluo de un soldado del conquistador, Mondragón, enamorado en secreto de la india que ayudó a los españoles a someter a un imperio de millones de almas con apenas un puñado de soldados.
Las intrigas manejadas en las distintas comunidades indias eran bien interpretadas por Malinche, que guió acertadamente a Cortés para que todo el país cayese rendido e influenciado por la llegada de los dioses blancos.
Tejió alianzas con los pueblos sometidos por los aztecas y volvió contra estos últimos a aquellos que eran aliados circunstanciales. Ni las aciagas jornadas posteriores a la "noche triste" en que las fuerzas hispanas fueron derrotadas por los guerreros aztecas hizo tambalear el espíritu de esta mujer notable, que Hernán Cortés valoró más que a los distintos reyes indígenas aliados.
La palabra de doña Marina se llegó a respetar tanto como la del mismísimo Cortés, para envidia de sus oficiales. Una novela que va descubriendo las personalidades poderosas que la componen en medio de sentimientos variados en los que no faltan el amor, el valor, la lealtad y el saber sobreponerse a las desgracias.
La historia de la conquista de México en la particular visión de una mujer muy especial; Malinche, o doña Marina, como la llamaba Hernán Cortés a su dama de compañía. Con el aditamento de un relato superfluo de un soldado del conquistador, Mondragón, enamorado en secreto de la india que ayudó a los españoles a someter a un imperio de millones de almas con apenas un puñado de soldados.
Las intrigas manejadas en las distintas comunidades indias eran bien interpretadas por Malinche, que guió acertadamente a Cortés para que todo el país cayese rendido e influenciado por la llegada de los dioses blancos.
Tejió alianzas con los pueblos sometidos por los aztecas y volvió contra estos últimos a aquellos que eran aliados circunstanciales. Ni las aciagas jornadas posteriores a la "noche triste" en que las fuerzas hispanas fueron derrotadas por los guerreros aztecas hizo tambalear el espíritu de esta mujer notable, que Hernán Cortés valoró más que a los distintos reyes indígenas aliados.
La palabra de doña Marina se llegó a respetar tanto como la del mismísimo Cortés, para envidia de sus oficiales. Una novela que va descubriendo las personalidades poderosas que la componen en medio de sentimientos variados en los que no faltan el amor, el valor, la lealtad y el saber sobreponerse a las desgracias.
Por Ismael Almaraz, FES-Aragón-UNAM
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